Señales contradictorias

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Señales contradictorias

El Ministerio de Salud y Protección Social de Colombia declaró, mediante la Resolución 1579 de 2023, la existencia de razones de interés público para someter una patente del medicamento Dolutegravir a licencia obligatoria. ¿Qué señales envían este tipo de decisiones a la industria de innovación a nivel mundial?


POR: YANETH GIHA
Directora Ejecutiva FIFARMA


La declaratoria de interés público es el paso previo para una licencia obligatoria, la cual es una medida legítima con la que el Gobierno autoriza a terceros a fabricar, vender o importar un producto patentado, cuando se cumplen con unas circunstancias específicas. 

En Colombia, el Ministerio de Salud está avanzando con esta medida para Dolutegravir, un tratamiento para el VIH, aunque las cifras no muestran que estamos en una situación de extrema urgencia que amerite levantar la patente. Adicionalmente esta molécula no es la única opción que existe para tratar a las personas diagnosticadas con VIH. En Colombia hay 19 medicamentos disponibles para esta enfermedad. Lo cual confirma que no hay barreras de acceso.

Cuando se otorga una licencia obligatoria, sin que la situación lo amerite, se pueden estar enviando señales contradictorias a la industria de innovación.

La primera señal sería incertidumbre y falta de estabilidad jurídica. Cabe anotar que, en la investigación farmacéutica, la patente es el incentivo que se tiene para asumir los costos que implica el desarrollo de un medicamento innovador.

Una segunda señal es sembrar la idea de que en Colombia no se valoran los esfuerzos que se realizan en investigación y desarrollo para productos innovadores. Y eso afecta no solo a la industria farmacéutica, sino que también genera desconfianza en otros sectores de innovación como el software, las telecomunicaciones y las tecnologías verdes, entre muchos más.

Dos de los argumentos que se esgrimen en favor de las licencias obligatorias es que reducen precios y promueven la producción local. Pero hay casos documentados en donde eso no sucede. Hace un par de décadas en Zimbabue se emitió una licencia obligatoria para todos los medicamentos contra el VIH, pero el genérico lopinavir + ritonavir siempre ha sido más caro allí que el innovador original.

Sobre el estímulo a la producción local, el ejemplo de un tratamiento antirretroviral de Brasil en 2007 es muy ilustrativo. El fabricante local tardó dos años en comenzar la producción de una versión genérica. Y eso se explica porque la licencia obligatoria solo transfiere los derechos de patente; no los conocimientos técnicos, la capacidad, ni la calidad del producto.

Las señales que envían este tipo de decisiones gubernamentales son contradictorias. Todos estamos de acuerdo en que la atención de las personas con VIH es una prioridad y que, cada día, debemos avanzar para que los pacientes de todas las enfermedades en América Latina tengan acceso a sus tratamientos, sin importar su capacidad económica.

Lo paradójico de esta situación es que, sin respeto por las patentes y la propiedad intelectual, jamás se habría podido desarrollar un tratamiento tan innovador como Dolutegravir. Actuar con visión cortoplacista puede terminar afectando, en el largo plazo, la salud de pacientes que requieren medicamentos de innovación para tener una mejor expectativa y calidad de vida.

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