Salud como inversión: una apuesta por el desarrollo y la equidad en América Latina
Salud como inversión: una apuesta por el desarrollo y la equidad en América Latina
El nuevo análisis de FIFARMA y el Duke Global Health Innovation Center evidencia que invertir en salud no es un gasto, sino una estrategia para impulsar el crecimiento sostenible de la región

De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), cada dólar invertido en salud puede generar hasta nueve dólares de retorno. El estudio añade que, en países latinoamericanos con mayor gasto público en salud, la productividad laboral aumenta hasta un 12 %, y la participación femenina en el mercado laboral puede incrementarse entre 4 y 6 puntos porcentuales, reforzando la necesidad de ver la salud como inversión estratégica. Hoy, América Latina tiene la oportunidad de dar un paso decisivo: pasar de considerar la salud como un gasto a reconocerla como una inversión para el progreso y la resiliencia de la región.
Desde FIFARMA, junto con el Duke Global Health Innovation Center, presentamos el informe “Análisis de las Prácticas Presupuestarias en Salud en 8 países de LATAM”, que analiza las prácticas presupuestales en salud en Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, México y Perú.
El estudio revela un desafío común: la mayoría de los países aún destina menos del 6 % del PIB a la salud, por debajo de la recomendación de la OMS, y el gasto de bolsillo representa entre 20 % y 40 % del gasto sanitario total, lo que expone a familias a riesgos financieros importantes.
Lejos de ser un obstáculo, este panorama representa una oportunidad histórica para replantear cómo se financia la salud. El análisis demuestra que cada aumento de 1 punto del PIB en inversión sanitaria podría generar un retorno adicional equivalente al 0,5 % del PIB en crecimiento económico, lo que transforma los sistemas sanitarios en motores de bienestar y desarrollo sostenible.
Un diagnóstico compartido: fortalecer la inversión para fortalecer el futuro
El análisis identifica factores estructurales que frenan el impacto de la inversión sanitaria:
- Fragmentación institucional.
- Débil planificación intersectorial.
- Uso limitado de evidencia en la formulación presupuestal.
- Alta dependencia del gasto privado.
Estos desafíos reducen la capacidad de los gobiernos para responder eficazmente a las necesidades de la población y perpetúan inequidades en el acceso.
Sin embargo, también se observan avances inspiradores. Los países que han implementado mecanismos de presupuestación por resultados y modelos de acceso administrado (MEAs muestran una mayor alineación entre la inversión pública y los objetivos de salud. Estas experiencias demuestran que cuando se vinculan los recursos a metas concretas, la eficiencia y la equidad avanzan de la mano.
Lecciones por país: distintas rutas hacia un mismo propósito
- Argentina ha desarrollado programas como el Plan SUMAR, que prioriza la equidad mediante el financiamiento basado en resultados. Aunque enfrenta limitaciones macroeconómicas, su experiencia técnica demuestra que es posible innovar incluso en contextos de restricción fiscal.
- Brazil, con su Sistema Único de Saúde (SUS), es referente regional en cobertura universal. Su desafío actual radica en sostener la descentralización sin perder calidad ni equidad, asegurando que cada real invertido se traduzca en bienestar tangible.
- Chile avanza hacia un Fondo Universal de Salud (FUS) que busca reducir las brechas entre el sistema público y el privado. Su desafío será equilibrar sostenibilidad y equidad, sin perder la eficiencia que caracteriza a su sistema.
- Colombia ha alcanzado cobertura casi universal a través del Sistema General de Seguridad Social en Salud (SGSSS). El momento actual de reforma representa una oportunidad para reforzar la transparencia y asegurar la sostenibilidad financiera a largo plazo.
- Costa Rica, con su sólida Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), demuestra que la integración institucional y la atención primaria fortalecen tanto los resultados en salud como la confianza ciudadana.
- Ecuador ha consolidado el derecho constitucional a la salud y avanza en digitalización y planificación multianual. Su reto es mejorar la coordinación entre instituciones para maximizar eficiencia y equidad.
- Mexico transita una reconfiguración con la expansión del IMSS-Bienestar, que busca unificar la atención pública y reforzar la prevención. Consolidar un financiamiento sostenible será clave para reducir el gasto de bolsillo.
- Peru ha mostrado progresos notables con su Presupuesto por Resultados (PpR), orientado a mejorar la salud materno-infantil y la nutrición. Fortalecer la articulación entre el SIS y EsSalud puede potenciar su impacto.
Estas experiencias reafirman que no hay un único camino, pero sí un objetivo compartido: convertir cada inversión en salud en una herramienta para la equidad y el desarrollo.
Invertir en salud es invertir en resiliencia
El informe destaca que los países que priorizan la inversión sostenida en salud no solo logran mayor productividad, estabilidad y cohesión social, también construyen sistemas capaces de anticipar y absorber los impactos de futuras crisis. Un sistema de salud resiliente protege vidas, sostiene economías y mantiene la confianza ciudadana incluso en escenarios de incertidumbre.
Las experiencias de Brasil y Costa Rica evidencian que incluso en contextos de restricciones fiscales, la planificación y la estabilidad institucional permiten sostener la cobertura y mejorar los resultados.
Por el contrario, los modelos basados en presupuestos históricos o en respuestas fragmentadas limitan la capacidad de adaptación frente a emergencias y aumentan la desigualdad.
En un contexto global de incertidumbre, invertir en salud se convierte en la estrategia más inteligente para asegurar el futuro de la región.
Un nuevo paradigma: del control del gasto a la inversión estratégica
El estudio plantea una hoja de ruta clara para América Latina:
- Alinear la planificación sanitaria con la planificación fiscal, asegurando que las prioridades en salud se traduzcan en asignaciones presupuestales sostenibles.
- Ampliar el espacio fiscal para la salud, fomentando la eficiencia y la transparencia en el uso de los recursos.
- Fortalecer la capacidad técnica subnacional, clave para mejorar la ejecución y la rendición de cuentas.
- Promover alianzas público-privadas que impulsen innovación, acceso y sostenibilidad.
Estos pasos son fundamentales para pasar de una lógica de control del gasto a una visión de inversión estratégica en salud, capaz de generar bienestar colectivo y crecimiento sostenible.
Hacia una región que invierte en bienestar
Desde FIFARMA creemos que invertir en salud es invertir en el futuro. La evidencia es clara: cada dólar, peso o real destinado a fortalecer los sistemas sanitarios multiplica su valor en productividad, equidad y estabilidad social.
La región cuenta con el conocimiento, la experiencia y el compromiso necesarios para avanzar hacia sistemas más eficientes, inclusivos y resilientes. El desafío ahora es convertir esa convicción en acción: hacer de la salud el motor del desarrollo latinoamericano.