Una economía fuerte necesita una población saludable
Una economía fuerte necesita una población saludable
Yaneth Giha
Directora Ejecutiva de FIFARMA
Los recursos destinados a la salud son una inversión con probados retornos en crecimiento económico y bienestar social
La pérdida de productividad por enfermedad le resta en promedio 3.5% del PIB a los países de Latinoamérica. Esta es la conclusión de un estudio comisionado por la Federación Latinoamericana de la Industria Farmacéutica (FIFARMA) y elaborado por el instituto alemán de investigación económica WifOR (el documento completo puede ser descargado aquí).
El estudio, publicado el pasado mes de junio, estima el costo de las pérdidas de productividad y los impactos económicos derivados de un grupo de enfermedades comunes en Latinoamérica, como las afecciones cardiovasculares, diabetes, infecciones respiratorias, cáncer de mama, migraña, entre otras. Concluye que durante el período 2018-2022, las economías latinoamericanas dejaron de producir 895 mil millones de dólares por pérdidas de productividad causadas por estas enfermedades. En particular, la carga socioeconómica de las enfermedades en Perú es muy relevante, representando pérdidas económicas de hasta 9.5 mil millones de dólares, que a su vez representa el 4,3% del PIB del país.
Visto de otra manera, es posible afirmar que, si esa misma población hubiera experimentado mejores condiciones de salud y no hubiera tenido que incurrir en estas incapacidades, hubiera podido hacer una contribución significativa a la producción agregada de sus respectivas economías.
Una de nuestras prioridades en FIFARMA es trabajar con gobiernos, cuerpos legislativos y actores de la salud en Latinoamérica, para promover una visión de la financiación de la salud como una inversión y no como un gasto.
Múltiples estudios internacionales han comprobado que la adecuada financiación de los sistemas de salud constituye una inversión con altos retornos económicos y sociales. Una población saludable tiene una mayor productividad laboral que contribuye al crecimiento económico sostenible. A su vez, una población más saludable puede desarrollar diversas actividades recreacionales, educativas y sociales, que elevan su calidad de vida y bienestar.
De acuerdo con los datos del Banco Mundial, el país de la región con el gasto en salud más alto (Brasil con 9,89% del PIB) está por debajo del país europeo con el gasto más bajo (Portugal con 10,62% del PIB). Esto nos muestra que hay un camino por recorrer y aunque la destinación de recursos por parte de los países ha permitido importantes avances en materia de cobertura y mejora significativa en varios indicadores, aún persisten desafíos en materia de acceso y calidad de la atención en salud, que requieren no solo una mayor financiación, sino también, un gasto más eficiente, que privilegie aquellos rubros y tecnologías que tengan un mayor impacto en la salud de la población.
Desde la industria farmacéutica seguiremos haciendo nuestra contribución con el desarrollo de tratamientos innovadores como las vacunas, que previenen y limitan el impacto de ciertas enfermedades que imponen enormes costos de atención médica. Igualmente seguiremos poniendo a disposición de los sistemas de salud, medicamentos para permitir el disfrute de una vida productiva para pacientes con enfermedades como diabetes, afecciones cardiovasculares o migraña, e incluso enfermedades que hasta hace unos años eran mortales o totalmente incapacitantes como el VIH y ciertos tipos de cáncer. Hoy, gracias a estas innovaciones, estas personas pueden continuar con sus actividades sociales y laborales, contribuyendo al crecimiento económico y el bienestar social.
La salud es el requisito fundamental para el desarrollo personal y colectivo. Los recursos que se destinan a la salud son una inversión en un futuro mejor.