América Latina frente a la competitividad biofarmacéutica: una oportunidad para impulsar innovación, inversión y acceso

Comunicado
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América Latina frente a la competitividad biofarmacéutica: una oportunidad para impulsar innovación, inversión y acceso

El nuevo Reporte de Competitividad e Inversión Biofarmacéutica (BCI) 2025, desarrollado por Pugatch Consilium, ofrece una radiografía estratégica del entorno biofarmacéutico en diez economías latinoamericanas. Sus hallazgos son claros: aunque la región ha avanzado, todavía enfrenta brechas significativas que limitan su capacidad para atraer inversión, acelerar la innovación y garantizar que más pacientes se beneficien de nuevos tratamientos.

Con un promedio regional del 59 %, la competitividad biofarmacéutica de América Latina muestra una mejora marginal respecto a 2017, pero continúa rezagada frente a economías emergentes líderes como Singapur, Israel o Taiwán, que superan entre 75 % y 85 %.

Estos resultados evidencian una región con enormes capacidades científicas, talento especializado y experiencias exitosas en investigación clínica, pero también con desafíos persistentes. La fragmentación regulatoria, la protección insuficiente de la propiedad intelectual y procesos de acceso al mercado lentos y poco previsibles frenan la llegada de innovación y reducen el atractivo para nuevas inversiones.

Sin embargo, lejos de ser un obstáculo, este diagnóstico representa una oportunidad decisiva para fortalecer el ecosistema biofarmacéutico y posicionar a América Latina como un hub competitivo de investigación, desarrollo, innovación y atracción de inversión.

Un diagnóstico compartido: cinco pilares que deben avanzar de forma conjunta

El BCI evalúa cinco dimensiones clave que determinan la competitividad biofarmacéutica:

  • Capacidad científica y de investigación,
  • Infraestructura para ensayos clínicos,
  • Eficiencia regulatoria,
  • Acceso al mercado y financiamiento,
  • Protección de la propiedad intelectual.

El análisis confirma que la región avanza de manera desigual. Países como Costa Rica, México y Chile aparecen como referentes regionales con puntajes entre 65 % y 70 %, mientras que otros aún se ubican alrededor del 50 %. Esta divergencia limita la competitividad colectiva y evidencia la necesidad de políticas integrales que actúen sobre todos los pilares.

Entre las brechas más significativas destacan tres transversales:

  • Procesos de acceso poco ágiles, fragmentados y con baja predictibilidad.
  • Protección débil de la propiedad intelectual, que reduce la llegada de innovación y desincentiva la inversión.
  • Tiempos regulatorios prolongados, que retrasan la entrada de nuevas terapias y reducen la competitividad frente a otras regiones.

El informe es contundente: solo fortaleciendo simultáneamente los cinco pilares, la región podrá atraer más investigación, acelerar el acceso a tratamientos innovadores y consolidar un ambiente propicio para el desarrollo científico.

Resultados y oportunidades por país: distintos puntos de partida, un mismo desafío

Argentina: una base científica sólida que necesita protección y previsibilidad

Argentina logra un puntaje general de 57,75 %, con fortalezas claras en investigación clínica gracias a su talento científico y la experiencia acumulada como centro regional de ensayos. Esta base constituye un activo estratégico para atraer mayor inversión en desarrollo biomédico.

Sin embargo, la protección de la propiedad intelectual sigue siendo su principal desafío, ubicándose como la categoría con menor desempeño. Avanzar hacia guías de patentabilidad alineadas con estándares internacionales, proteger datos de prueba clínica y ratificar el Tratado de Cooperación en materia de Patentes (PCT) son pasos clave para fortalecer la competitividad del país y atraer mayor inversión biofarmacéutica.

México: un hub regional en consolidación que debe modernizar acceso y agilizar regulación

Con 65,44 %, México se mantiene entre las economías más competitivas de la región. Su mayor fortaleza está en la investigación clínica (72,96 %), reflejo de su consolidación como centro regional para ensayos y de un ecosistema científico en expansión.

Las capacidades científicas también muestran un crecimiento significativo, con mejoras de casi 12 % desde 2017.

El principal reto del país está en los tiempos de aprobación y las políticas restrictivas de acceso, cuyo puntaje disminuyó seis puntos desde 2017. Para sostener su liderazgo, México necesita agilizar los procesos de aprobación, avanzar hacia modelos de acceso basados en valor y fortalecer la protección de la propiedad intelectual.

Colombia: un retroceso que puede revertirse fortaleciendo regulación, PI y confianza

Colombia registra un puntaje general de 53,13 %, con descensos en todas las categorías desde 2017. Factores como la licencia obligatoria emitida en 2024 y las demoras regulatorias han afectado su competitividad e incrementado la incertidumbre para la inversión.

Aun así, el país conserva fortalezas, como sus capacidades para investigación clínica (62,5 %), que pueden ser la base para recuperar dinamismo.

La protección de la propiedad intelectual, con 44,25 %, es una de las áreas donde existen mayores oportunidades para alinearse con buenas prácticas internacionales y generar mayor certidumbre. El fortalecimiento de las aprobaciones, la agilización de procesos regulatorios y un diálogo técnico constante serán esenciales para reconstruir confianza.

Atraer inversión del sector biofarmacéutico promueve el desarrollo de la sociedad

Los hallazgos del BCI 2025 demuestran que la competitividad biofarmacéutica no es un fin en sí mismo: es un motor de progreso económico, científico y sanitario. Un entorno que favorece la investigación, la innovación y la protección del conocimiento acelera la llegada de tratamientos, fortalece las capacidades nacionales y desarrolla talento especializado.

La región tiene los elementos necesarios para avanzar: instituciones sólidas en algunos países, ecosistemas científicos emergentes y un sector privado dispuesto a invertir. Lo que se necesita ahora es alineación estratégica.

Desde FIFARMA creemos firmemente que el fortalecimiento del entorno biofarmacéutico es clave para el desarrollo de América Latina. La región tiene el talento, la infraestructura y la experiencia para para seguir avanzando hacia la innovación en salud.

El desafío ahora es convertir ese potencial en acción: hacer del ecosistema biofarmacéutico un motor de inversión, desarrollo y bienestar para los pacientes y las economías de la región.

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