Para la humanidad, las vacunas han sido un símbolo de salvación y erradicación de enfermedades. Estas representan mucho más que una protección personal, también protegen a las personas alrededor, pues no poder contraer un virus o bacteria, también significa no contagiar a otros. Gracias a las vacunas, enfermedades como la difteria, el sarampión o el polio ya no existen en las nuevas generaciones.
En la actualidad, las vacunas protegen a las personas de al menos 20 enfermedades, y con esto se salvan anualmente más de tres millones de vidas. Entre más personas se vacunen, será más probable llegar a una inmunidad colectiva, que es una protección indirecta de la población contra enfermedades. Es decir, cuando una persona que no se ha vacunado vive en una comunidad que se ha vacunado, tiene un menor riesgo de contraer la enfermedad.
Con esta premisa y con la llegada del coronavirus, la industria farmacéutica tuvo una respuesta acelerada para combatir el virus y la pandemia que este generó. El resultado fueron vacunas que están respaldadas por avances científicos, rigurosos, seguros y eficaces. Este proceso, además, fue hecho en un tiempo récord, sin dejar de lado la investigación transversal y amplia que se necesita para crear una cura.
Sin embargo, al ser una medicina que se desarrolló en tiempo récord, generó también preocupación en el público general, pues la celeridad del proceso hizo que se cuestionara la calidad de las vacunas; creó mitos que la industria ha aclarado con información transparente y con el uso de campañas a nivel mundial.
Toda la investigación científica utilizada para atacar a este virus es una suma de años de trabajo, una acumulación de aprendizajes de la industria farmacéutica y que cuenta con un respaldo por parte de la comunidad científica, las autoridades regulatorias y las organizaciones mundiales con la Organización Mundial de la Salud (OMS) o la UNICEF.
La cura del COVID-19 no simplemente es una vacuna, sino que incluye todo un arsenal de científicos, profesionales de la salud, reguladores y personas que ayudan a que la cura llegue a las personas. Además, para la creación de la vacuna, también es necesario tener infraestructura para la manufactura, farmacovigilancia, información médica, cadenas de suministro y operaciones a nivel mundial. Por tanto, esta medicina conecta a toda la humanidad y exige alianzas para poder asegurar que todas las personas, especialmente aquellas en situaciones vulnerables, puedan acceder a esta.
Además, la vacunación asegura que el mundo continúe su normalidad y control sobre las enfermedades, porque como lo demostró el coronavirus, las crisis sanitarias se pueden desatar en cualquier momento. Por otro lado, el compromiso por parte de la industria y las entidades regulatorias es constante, pues los procesos de vacunación son continuamente vigilados para asegurar la calidad y seguridad de estos.
Es momento, entonces, de contar la historia detrás de las vacunas que van a cambiar la actual situación de la humanidad. Esta historia incluye también a todas las personas involucradas en la creación de la vacuna, que son científicos y personal médico, pero son también madres, padres, hijos y personas que viven en comunidad y vivieron la pandemia al igual que todos.
Fuentes
An Apocryphal Christmas Miracle
An Appreciation for Vaccines, and How Far They Have Come
El gran avance de Jenner
How New York City Vaccinated 6 Million People in Less Than a Month