Inversión en el sector salud: la enseñanza de la pandemia
Invertir en salud siempre ha sido una posibilidad, pero después de la pandemia se volvió una necesidad para prevenir futuras crisis. De hecho, desde antes que llegara el COVID-19, los países del mundo estaban buscando activamente brindar acceso a toda la poblacion, tener mejores servicios de salud y reducir el gasto de bolsillo para lograr la anhelada Cobertura Universal en Salud (CUS).
Entonces, son las inversiones para la atención en salud las que determinarán el futuro del sector en todo el mundo. Igualmente, a partir de estas inversiones los países tomarán decisiones que podrán impactar directamente la salud de sus habitantes. Para hablar del caso Latinoamericano y el futuro de sus sistemas de salud, la Federación Latinoamericana de la Industria Farmacéutica (FIFARMA) hizo el webinar “Generando Inversiones para la atención en salud” el pasado 6 de abril, 2021. En este invitó a expertos a explorar el futuro de la región y que dieran pistas de los pasos que seguirán después de la pandemia por COVID-19.
¿Cómo estaba la región?
Desde antes de la pandemia en el caso de Latinoamérica específicamente, existe un compromiso importante por mejorar los servicios de salud, pues se está previendo que existe un envejecimiento demográfico importante. Según la CEPAL, para 2037, la proporción de personas mayores sobrepasará a la proporción de menores de 15 años en la región. Además, transición demografía esta acompañada de una transición epidemiológica con las enfermedades crónicas no comunicables liderando las tablas de morbilidad y mortalidad.
Por otro lado, la pandemia llegó en un momento en donde la innovación en salud en la región estaba ocurriendo a mayor velocidad. En palabras de Diego Guarin, Co-chair del grupo de trabajo “Valor y Acceso a la Innovación” de FIFARMA “El mercado farmacéutico en América Latina entre 2014-2019 creció a una tasa más rápida (doble dígito) que los presupuestos de cada país en salud (un solo dígito), se estima que esta brecha de crecimiento continuara entre 2019-2024, como resultado del incremento en la población con acceso, mejoras en los planes de beneficio, reducción del gasto de bolsillo, transición demográfica y epidemiologia y avances en los paradigmas de prevención y tratamiento por las nuevas tecnologías incluyendo medicamentos, vacunas, pruebas diagnósticas y dispositivos médicos”.
Actualmente, en Latinoamérica únicamente cuatro países tienen una inversión publica en salud mayor del 6 por ciento de su PIB (Uruguay, Costa Rica, Cuba y Panamá), una recomendación de la Organización Panamericana de la Salud (OPS). En esta misma línea, sólo cuatro países (Cuba, Surinam, Cuba y Colombia) tienen un gasto de bolsillo menor del 20 por ciento que es una recomendación de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para lograr alcanzar la CUS. De hecho, en promedio América Latina tiene un 30 por ciento en gasto de bolsillo, siendo países como México y Chilealgunos de los que están por encima de este promedio.
Ahora bien, con la llegada del COVID-19 Latinoamérica tuvo retrocesos en sus sistemas de salud, pues hubo daños económicos grandes, muchas personas perdieron su empleo y su afiliación al sistema de salud cambio (ej. de Seguridad Social a Ministerio de Salud o de Asegurador Privado a Asegurador Publico). Adicionalmente, los países de la región han tenido dificultades para asegurar un suministro de vacunas constante y garantizar capacidad en el sistema para atender las necesidades de salud para toda la población. Además, servicios privados como las cirugías electivas, dejaron de ser una fuente de ingreso, pues no había disponibilidad para estos procedimientos en medio de la pandemia.
Usar la crisis como una oportunidad
Para Roberto Iunes, economista senior del Banco Mundial, la pandemia puede ser una oportunidad para cambiar la manera en la que se financia la salud en la región en la actualidad. Actualmente, los sistemas de salud están bajo presión, pues hay un aumento en la demanda de servicios que no van a terminar prontamente. Estas presiones, además, vienen por tratamientos que no se han podido hacer por la pandemia, otras consultas que se han dejado de hacer por miedo a la pandemia y claro, por enfermos del coronavirus.
Por otro lado, el tema de la salud mental va a ser un rubro que va a crecer mucho después de la pandemia, pues esta demostró la fragilidad de los sistemas de salud con respecto a la salud mental. En palabras de Iunes, todos estos son problemas represados que van a necesitar recursos significativos de ahora en adelante. Esto, claro, debe tener en cuenta las restricciones fiscales de cada gobierno, pues los recursos son limitados después de la crisis.
La noticia positiva es que la relevancia del sector salud quedó absolutamente clara desde la pandemia. Esto llevó a que se creara una estrategia global para seguir invirtiendo para reducir el riesgo a personas, comunidades y naciones a raíz de futuros desastres. Entonces, esto dio una oportunidad en el gasto público de salud, es decir, que los gastos sean hechos con mucha efectividad para lograr eficiencia en un país y así, lograr resultados que generen impactos significativos en la salud de la población.
Así pues, Iunes explicó dos mecanismos de financiamiento que pueden ser útiles en este contexto. El primero son los llamados ”impuestos saludables”, por ejemplo al tabaco, bebidas alcohólicas o bebidas azucaradas. Así, los gobiernos pueden incrementar el recaudo de impuestos a través de productos que le hacen daño a la salud. Además, son productos que generan enfermedades crónicas a nivel mundial. Entonces, el aumento por el impuesto, reduce el consumo de estos productos nocivos y se aumenta el recaudo, además de tener una mejora en las condiciones de salud de la población. A largo plazo, esto también tiene un impacto en los costos de servicios de salud.
El segundo es el financiamiento basado en resultados, que busca proveer incentivos financieros para alcanzar resultados en los sistemas de salud. Es decir que es un modelo que obliga a ir un paso más allá de pagar los gastos de salud, sino que apunta a una mejora que activamente promueva calidad en los servicios a los pacientes. En pocas palabras, el financiamiento basado en resultados da pagos, por ejemplo, por tener buena calidad en procesos, por cumplir metas (por ejemplo, diagnosticar el cáncer temprano) o el pago por prestar un servicio específico.
De crisis a crecimiento en salud
Por su parte, Moisés Uribe, Managing Partner para Silverback Ventures, aclaró que todos los recursos que se utilicen para salud de ahora en adelante deben ser vistos como un apoyo al aparato productivo de un país. En otras palabras, esto significa que los servicios de salud ayudan a disminuir las brechas sociales, a mejorar el bienestar de la población y a tener una mejor calidad de vida. Por eso, la salud no puede ser vista como un gasto en crisis, sino como una inversión a futuro.
Para poder atraer recursos al sector salud es importante tener claras las metas que se pueden alcanzar, qué tanto se puede crecer y a quiénes se puede llegar. Así, según Uribe, se puede invitar a fondos de capital privado y a financiadores corporativos a aportar en la salud de un país, pues esto puede tener un impacto significativo en la sociedad. Los inversionistas, entonces, tendrán una base de valor grande, no solo porque la inversión se devolverá, sino porque son inversiones con impactos sociales, ambientales y económicos grandes.
Desde 2014 ha habido un incremento en los fondos en Latinoamérica que han permitido innovar y crear acceso a la salud desde diferentes ámbitos, entonces, está comprobado que existen inversionistas interesados en hacer parte de los sistemas de salud. Uribe explicó que diferentes compañías farmacéuticas (por ejemplo, MSD, Pfizer, Novartis) han hecho programas a través de fondos que giran en torno a, por ejemplo, la búsqueda de medicamentos innovadores, mejorar infraestructura médica, el acompañamiento a madres primerizas para que no mueran dando a luz o habilitar el acceso a medicamentos a poblaciones vulnerables como niños y niñas.
En conclusión, el sector salud siempre ha sido uno deseable para invertir, pues está comprobado que aportar al bienestar de los ciudadanos genera resultados buenos para los inversionistas, para el país y para la población. En este orden de ideas, la pandemia trajo a la superficie la importancia de aportar a la salud y traer a todos aquellos inversores que lo han considerado como una oportunidad. A pesar de que América Latina fue una de las regiones más golpeadas por la pandemia, también creó una oportunidad grande para innovar e invitar a compañías e inversores a que sean parte de este nuevo proceso de salud a nivel regional.
Fuentes
Espacio fiscal para la salud en América Latina y el Caribe (Organización Panamericana de la Salud)
Impuestos saludables en Latinoamérica (Organización Panamericana de la Salud)
Financiamiento basado en resultados (Banco Mundial)
Bonos de Impacto Social en Latinoamérica (Banco Inter-americano de Desarrollo)
* La información contenida en este documento es un resumen del webinar que retrata la perspectiva de los expertos y no necesariamente refleja los puntos de vista, pensamientos u opiniones de FIFARMA o sus miembros. Cualquier contenido proporcionado por nuestros expertos es de su opinión y no tiene la intención de difamar a ninguna religión, grupo étnico, club, organización, empresa, individuo, ni a nadie, ni a nada.